Los diez mandamientos electrices del dominicano

 Los 10 Mandamientos Eléctricos del Dominicano

Por Orlando Holguín

Luego de ver los 10 mandamientos eléctricos plasmados por el señor Andy Dauhajre, concebidos (desde mi punto de vista) para aquellos que “entienden” el problema energético del patio, pero que tienen cuchumil años hablando o callando, sin que se llegue a una solución definitiva, he ideado los que sí considero Los 10 Mandamientos Eléctricos del Dominicano. Aquí están, sin bulto, sin güiri güiro.

Primer Mandamiento. Si eres pobre o un súper rico, trata de robarte la luz, que a final de cuenta la pendeja, zoquete, azarosa y casi inexistente clase media la pagará por ti.

Segundo Mandamiento. Si te vas de la casa por un mes, desconecta todos tus aparatos, pero para que no se te dañen. No lo hagas esperando que al regresar tú factura vendrá mucho más baja. Por el contrario, podrías recibir la sorpresa de que te llegue más alta que en ningún otro mes.

Tercer Mandamiento. Si se te queman los aparatos, provocado por un alto voltaje, por uno bajo o por un cortocircuito, comienza a echar la palabra favorita del dominicano: “San Antonio”, y ve diciéndola de manera aumentativa gradualmente, hasta que termine con el “recontra San Antoniasasasazo”. Luego menciónale la “mai” (desde Colón hacia acá) a todo el que ha tenido que ver con el sistema eléctrico nacional,  porque aunque la pantalla led te haya costado 60 mil pesos, difícilmente alguien te compense económicamente.

Cuarto Mandamiento. Recuerda, puedes vivir en  el norte, en el sur, en el este o en el oeste, y da igual. Es por ello que a las distribuidoras le pusieron EDES para que sea lo mismo. Puede llegar un momento en que tú maldigas y descargues esta frase: ¡Este sistema eléctrico E’DE-SATANÁS!  (Perdón por la irreverencia).

Quinto Mandamiento. Es recomendable que tengas ubicado y localizable a lo que yo llamo “El Hombre Araña Eléctrico”. Sólo él es capaz de subirse en esa maraña de alambres y resolverte un problema que no puede solucionar ni un gran técnico de la aniquilada Smith and Enron, mucho menos uno de la EDE a la que perteneces.

Sexto Mandamiento. Aunque no tengas ni un centavo para invertir, ni poseas conocimientos en asuntos financieros como para dejarte coger de pendejo de las “TeleEstafas”, ten como socio (por lo menos eléctrico) a un “Inversor”. Los inversores forman parte de los negociazos del sistema, pero no hay de otra.

Séptimo Mandamiento. Ten cuidado mucho cuidado. En tu casa puede estar la muerte al acecho, ahí mismo a tu lado con su lúgubre cara, esperando que uno de los equipos eléctricos te dé un “corrientazo” o fuetazo. Si es en Estados Unidos, quizás tu familia quede millonaria, pero aquí te entierran y el sistema eléctrico sigue igualito, es decir, fuñío y con todo el mundo muerto ‘e risa, menos tú que ya estás enterrao (Dios te libre). 

Octavo Mandamiento.  No creas en Circuito 24 Horas, ten al alcance velas, focos, fósforos y demás utensilios, pues no sabrás cuándo vendrá el apagón, el cual a veces es general y otras vicealmirante. Es aquel “Fuá” de tantas horas, que el inversor se descarga.

Noveno Mandamiento. No te preocupes en leer el contador, ya que ni el empleado de la EDE lo lee bien. Aunque al contador  tú le pongas miel de abeja, un panal de avispa, azogue, le dé un jumo, te haga su pana, lo amarre con una cadena de hierro, vaya a San Juan y le hagas un “trabajito” y hasta le busques una “contadora” como novia, para que se entretenga y vaya despacio, cuando tu EDE te coge el truquito no vale nada. La factura te llegará igual aunque por las noches te alumbres con una lámpara “rumiadora”.

Décimo Mandamiento. Si quieres ver  un sistema eléctrico que funcione, que sea efectivo, si no quieres enfrentar un tétrico apagón a cada rato, aquí está la solución: múdate hasta para el tercer país más pobre del mundo, de seguro que tiene resuelto el problema de la energía eléctrica. Si no tienes para dónde coger, entonces, tranquilo, respira, ten paciencia, que tal vez tus tátara nietos al menos verán resuelto el problema de la luz por allá por el año 2187, vuelvo y digo, quizás.