Los millonarios no aprenden oratoria, aprenden comunicación.
Empezaré con dos breves relatos. El primero es de un empresario que sufre de tartamudez. Su esposa le sugiere que aprenda a hablar mejor y entonces él le contesta: “A la gente le interesa mi producto. Yo soy tartamudo, pero tengo el mejor producto. Esa es mi fuerza, tengo el negocio.”
La segunda historia trata sobre Howard Hughes, el aviador. Se dice en alguna ocasión pronunció mal un par de palabras y una señorita intentó corregirlo. Howard, haciendo gala de cierta soberbia, le respondió: “los millonarios hablamos como queremos.”
Comunicación y Oratoria no son lo mismo
Lo primero que debemos aclarar es que lo importante para el éxito en la relaciones es la buena comunicación y no necesariamente la buena oratoria. Muchas veces los emprendedores nos saboteamos, porque inconscientemente creemos “que no hablamos bien”, que nos falta verbo y que debemos aprender a “hablar bonito.”
La verdad es que hay empresarios que, a juzgar por los parámetros del “habla bonita”, hablan muy mal, pero a pesar de eso son grandes comunicadores. Así que preste atención:
SE TÚ MISMO: A la gente le interesa hacer negocios con usted, no deleitarse escuchándole. Es cierto que hay cantidad de estrategias (incluidas las pautas neuro-científicas) que sugieren que diciendo tales o cuales palabras, vistiendo así o asá, lograremos ser más persuasivos. La verdad, sin embargo, es que nunca existirá mejor arma de seducción que SER UNO MISMO. Hable con honestidad, sin maquillaje.
No importa si es pausado, sea usted mismo. Nunca se fuerce.
No importa si sus palabras son sencillas, sea usted mismo. Nunca intente parecer rimbombante.
EVITE SER RUIDOSO: El riesgo de hablar mucho es que puedes terminar diciendo algo que nunca debiste decir. La verdad de los hechos es que las personas de negocios son de palabras medidas. Una muestra de ello es Rockefeller, quien en alguna ocasión dijo: “Para cerrar un acuerdo hay que tener las palabras necesarias y saber cuándo callar.”
COMPRENDE PRIMERO:
En el libro Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, el autor señala que “para ser comprendido, debemos comprender primero.” Y es que, a veces, queremos hablar para que nos entiendan y perdemos de vista que lo principal es escuchar. Las personas de éxito son grandes escuchas. Peter Drucker dijo alguna vez: “Lo más importante de la comunicación es lo que no se dice.” Así que cuando vaya disertar o a negociar, busque comprender a la otra parte. ¿Qué quieren? ¿Qué significa para ellos ceder? Intente ponerse en los zapatos del otro, es la clave. Recuerde: En el fondo la gente no aprecia que hables bonito, aprecia que los entiendas. Además, ten presente que todos quieren ganar y quien hace acuerdos de ganar – ganar, lleva la delantera.
CÉNTRESE EN LOS OBJETIVOS, NO EN LAS PERSONAS.
Estos son algunos de los consejos finales para hablar como una verdadera persona de negocios:
Tenga postura, pero no se sienta superior. Al momento de comunicar algo, usted debe tener presente los objetivos de esa comunicación. Manténgase en esa línea y ponga en segundo plano dar señales de superioridad o exhibir cuestiones banales: exponga sus fortalezas, no sus puntos débiles.
Por ejemplo, hay una diferencia en las siguientes expresiones:
“Nosotros hemos establecido un contacto real con el gerente de logística de la Company S.A.” Y “Yo conozco al gerente de logística de la Company S.A., nos conocimos en un almuerzo. Él es muy amigo de mi cuñado.”
“Hemos hecho un análisis muy sensato y creemos que esta alianza es buena para ambos. Su experiencia y nuestros recursos pueden abrir muchas puertas.” Y “A ustedes le conviene unirse a nosotros, son más pequeños, nosotros tenemos los contactos, el dinero.”
Las ideas se combaten con ideas. A veces, tratando de hablar sobre las ideas o las propuestas, se habla sobre las personas. Ese es un error fatal. Nunca caiga en ese juego. Recuerde a Stephen Covey: “Si quiere la lealtad de los presentes, respete a los ausentes.”
No existe algo así como “un estilo de hablar de los millonarios.” Hay millonarios que son muy elocuentes y hay otros que son callados y serenos. Hay millonarios que prefieren no hablar y envían a sus emisarios, y hay otros que les gusta exhibirse. Lo importante siempre es que sea usted mismo: nunca finja. Y segundo, la fuerza de su éxito radica en su honestidad y en su negocio. Recuerde: Un buen negocio no necesita gran oratoria.
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